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Read MoreLa velocidad en el cambio externo se traduce en una mayor inestabilidad interna y por tanto necesitará un mayor esfuerzo de coordinación si queremos cumplir con lo prometido y las expectativas del cliente .
Cada empresa aterriza su misión y visión en una serie de propuestas de valor (qué te ofrezco y qué te pido a cambio – haciéndolo fácil, un producto/servicio a cambio por un precio), que narradas por nuestras fuerzas de marketing o ventas, se convierten en promesas a nuestros potenciales clientes.
Estas promesas generan un determinado interés en quienes deciden que, lo que han escuchado, resuelve su necesidad y se convierten en clientes.
Desde ese momento, el trabajo prioritario de la empresa consiste en cumplir la expectativa del cliente generada.
Si se hace bien, cuando el cliente pruebe el producto o disfrute el servicio adquirido, sus percepciones igualarán o superarán las expectativas que tenía. Cuando esto sucede, el cliente está satisfecho y las posibilidades de que repita, recomiende o pruebe más cosas con la empresa, se incrementan.
Nótese que hablamos de percepciones y expectativas. Parece un tema subjetivo y efectivamente, en mi opinión es así en la inmensa mayoría de los casos. Pero las subjetividades no dejan de ser una suma de objetividades interrelacionadas.
En el siguiente vídeo, Marisa Martínez, socia de GLR Partners, profundiza sobre por qué la empresa no cumple con lo prometido al cliente:
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Marisa es especialista en Estrategia de Operaciones y Servicios. Es profesora asociada en San Telmo Business School, Universidad de Navarra y Deusto Business School, entre otras.
Tras unos años dedicados a la ingeniería civil, descubrió el mundo de la empresa y lleva más de 15 años estudiando y acompañando a organizaciones para mejorar la coherencia entre estrategia y operaciones, desde la perspectiva del cliente hacia la parte interna del negocio.