Del espíritu “Estructurado” al espíritu “Innovador”

Del espíritu “Estructurado” al espíritu “Innovador” – La empresa en entornos turbulentos.

Hoy en día trabajamos en un entorno complejo donde todas las empresas se enfrentan a un mercado inestable. Los cambios son cada vez  mayores y con menor tiempo de adaptación.

Esto no solo representa un desafío sobre los procesos de una organización, sino sobre la simple existencia de ella en el futuro. Las organizaciones deben actuar como organismos vivos que evolucionan y se transforman según el entorno y las oportunidades que este les brinda.

Por ello, no se trata de adivinar las nuevas tendencias del futuro. Las empresas deben optar por un espíritu “Innovador” en donde la flexibilidad y el cambio no suponga una crisis, sino mas bien, una oportunidad de mejora.

Debemos hacer frente a los factores que revolucionan a las industrias para anticipar y liderar a través de una implicación y una cultural dirigida a la innovación y escucha del mercado.

El objetivo es lograr que las empresas redefinan su manera de proveer productos y servicios, conectados con una experiencia del cliente exitosa, protegiéndose de los riesgos del entorno.

De acuerdo a ello, se deben tomar en cuenta algunos principios:

1. Vigilancia Los directivos deberán tener siempre la mira en las nuevas tendencias del entorno. Encerrase en la visión única de su modelo considerando que siempre será la opción #1 para sus clientes es el primer error que suelen cometer las empresas. La innovación de los procesos, desarrollo, entrega, comunicación… Las acciones pequeñas pero constantes se convierten en factores claves para adaptarse a los cambios.

2. Adaptación y flexibilidad Salir de la zona de confort y modificar estrategias no es algo placentero de hacer, sin embargo, desarrollar la capacidad de adaptación permite analizar el entorno y traducir amenazas en oportunidades, con el fin de tomar mejores decisiones y lograr los objetivos. Cuando conseguimos adaptarnos a los cambios es cuando ellos no suponen problemas, sino retos para la organización. Esa flexibilidad conduce a desarrollar respuestas rápidas para el mercado acelerado en el que operamos.

3. Personas El motor de una empresa son las personas. Implicar y motivar al talento de la organización hacia un trabajo de mejora constante es la gasolina que necesita la empresa para sobrevivir a los cambios. La capacitación es una de las actividades claves para conseguirlo. Mantener a los empleados actualizados sobre las nuevas tendencias, nuevos procesos y nuevas tecnologías va a impulsar a la marca con mayor velocidad, siendo apoyado además por líderes que involucren a todos los departamentos en los procesos de cambio.

4. Foco al cliente Además de tener las habilidades y un equipo que lidere, es necesario conocer las inquietudes de tus clientes.

Los consumidores cambian constantemente, tienen nuevas motivaciones, deseos, incertidumbres. Orientar la estrategia al cliente conduce a monitorizar el mercado y adaptar todas las gestiones hacia él, con el fin de brindar la mejor experiencia. Es allí cuando la innovación y mejora constante se vuelve parte del proceso.

Por tanto, optar por espíritu “innovador” dentro de una empresa no es un camino a la incertidumbre, sino un paso a la acción.

“Las especies que sobreviven no son las mas fuertes ni las mas inteligentes; sino aquellas que se adaptan mejor al cambio” – Charles Darwin.