QUERIDO CEO:
Hace tiempo tuve la oportunidad de conocer a una de las personas que más admiro profesionalmente, Don Luis Bassat. Creo que la mayor parte de profesionales españoles, no sólo de marketing o publicidad, sabemos quién es.
Solicité su colaboración para un trabajo de investigación que estaba realizando en branding aplicado a las pymes. Don Luis mostró interés desde el primer momento y, muy amablemente, me invitó a una entrevista en su despacho de Barcelona, donde me trató estupendamente y pude disfrutar de un magnífico tiempo de aprendizaje del que quiero contarte una anécdota.
Me contó que vino a visitarle un industrial, amigo de hacía años, con el que había trabajado hace tiempo y quería proponerle a Don Luis que le realizará una campaña de publicidad para un producto que iba a lanzar. Le comentó, ilusionado, que disponía de un millón de euros para ello:
INDUSTRIAL: Hombre Luis, mejor, mejor…no es mejor, diría que es un poco más flojo.
INDUSTRIAL: Hombre, Luis, ¡qué pregunta me haces! Quiero venderlo un poco más caro, que tal y como está el mercado, con la crisis y todo, necesito margen.
Aquí Don Luis, paró, le miró, pensó y le respondió lo siguiente:
Esta anécdota por una parte destaca la honradez y la ética empresarial del personaje. Es un ejemplo, apreciado CEO, de anteponer los intereses del cliente a los de uno mismo. Y , fundamentalmente, esta historia pone en valor y da importancia a lo que es la base de cualquier estrategia de éxito de marketing: un producto o un servicio excelente.