QUERIDO CEO:
La innovación tecnológica se ha ido acelerando. Las personas y las organizaciones están más conectadas que nunca. Hablamos más, compartimos más y esperamos muchísimo más. El mundo ha cambiado y la forma tradicional de conducir un negocio ya no funciona, es necesario pensar de otra forma.
La rentabilidad y el crecimiento de una empresa están más ligados que nunca a un cambio cultural y estratégico. Como respuesta a esta creciente complejidad, el Design Thinking, o pensamiento de diseño en español, que proviene de la forma en la que trabajan los diseñadores de producto, es una de las herramientas que más se está utilizando actualmente en la innovación empresarial. Propone aplicar los principios de diseño a la forma de trabajar.
El pensamiento lógico ha dominado durante muchos años la dirección de las compañías y, para que se produzcan nuevas ideas, tienen que haber un nuevo tipo de pensamiento. Es aquí donde se abre paso el pensamiento de diseño, ya que en su proceso se desarrollan técnicas con un gran contenido visual y plástico. Esto hace que se ponga a trabajar tanto la mente creativa como la analítica, dando como resultado soluciones innovadoras y a la vez factibles. Al ser un gran generador de innovación, se puede aplicar a cualquier campo.
Para Idris Mootee, escritor del libro “Design Thinking para la innovación estratégica”, el design thinking es “La búsqueda de un equilibrio mágico entre los negocios y el arte, la estructura y el caos, la intuición y la lógica, el concepto y la ejecución, el espíritu lúdico y la formalidad, y el control y la libertad”.
En el Design Thinking es imprescindible trabajar en equipo. Cuanto más diverso sea, mejor. Así se pueden sumar puntos de vista, conocimientos y experiencia. Y es muy importante la actitud. Debes adoptar lo que se denomina «actitud del diseñador», que implica ser curioso y observador porque en cualquier detalle puedes encontrar información trascendente. También debes ser empático, tanto con las personas como con sus circunstancias. Cuestionarte el statu quo y no cargar con prejuicios o asunciones. Ser optimista y positivo. Perder el miedo a equivocarte, y ver los errores como oportunidades.
Ya sabes, querido CEO, como decía Einstein: “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.